Fecha: 13.10.2018
Hora: 12,40 horas
Lugar: Sao Paulo, SP.
Evangelio - Marcos 10,17-30
Aleluya, aleluya, aleluya.
Felices los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3).
Proclamación del Evangelio de Jesucristo según Marcos, 10, 17-30
"En aquel tiempo, cuando Jesús salió para ponerse en camino, vino alguien corriendo y, doblando las rodillas delante de él, le suplicó:" Buen Maestro, ¿qué haré para haber alcanzado la vida eterna? "
18 Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno.
19 Conoces los mandamientos: no mates; no cometas adulterio; no hurtos; no digas falso testimonio; no cometas fraudes; honor de padre y madre.
20 Él le respondió: "Maestro, todo esto he observado desde mi juventud."
21 Jesús fijó en él la mirada, le amó y le dijo: "Una sola cosa te falta, va, vende todo lo que tienes y dale a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo, después ven y sigue.
22 Se entristeció con estas palabras y se fue todo abatido, porque poseía muchos bienes.
23 Y mirando Jesús en derredor, dijo a sus discípulos: "¡Cuán difícilmente entrarán en el Reino de Dios los ricos!"
24 Los discípulos quedaron asombrados con sus palabras. Pero Jesús replicó: "¡Hijitos, cuán difícil es entrar en el Reino de Dios los que ponen su confianza en las riquezas!
25 Es más fácil pasar el camello por el fondo de una aguja que entrar al rico en el Reino de Dios.
26 Ellos aún más se admiraban, diciéndose a sí mismos: "¿Quién puede entonces salvarse?"
27 Mirando a Jesús a ellos, dijo: "A los hombres esto es imposible, pero no a Dios, pues a Dios todo es posible.
28 Pedro comenzó a decirle: "He aquí que dejamos todo y te seguimos."
29 Jesús le respondió. "De cierto os digo, no hay nadie que haya dejado casa o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o tierras por causa de mí y por causa del Evangelio
30 que no reciba, en este siglo, cien veces más casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones y en el siglo venidero la vida eterna. Palabra de la Salvación. (1)
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REFLEXIÓN A. BIGCUORE. El joven rico está angustiado ante Jesús, y le pregunta qué hacer para entrar en el Reino de los Cielos. El Maestro le dice, con mucha sabiduría, que hay que PRACTICAR LOS MANDAMIENTOS.
Jesús va citando nominalmente los mandamientos de la Ley de Dios. A lo que él respondió ha hecho todo eso. El Maestro, entonces, le responde: "una cosa te falta, va a vender todos sus bienes y los da a los pobres".
El joven se quedó triste, porque tenía muchos bienes. Posteriormente el Maestro dice a los discípulos lo difícil que los ricos adentrar al Reino de los Cielos.
Note bien que Jesús no condena los bienes. Toda persona que lucha en la vida, alcanza sus objetivos. Lo que el Maestro enfatiza es que lo más importante para ser su discípulo, tiene que RENUNCIAR a sí mismo, tomar su cruz diaria y seguirlo. Como bien dice el P.Roger, de la Canción Nova, en su homilía de hoy:
"El Reino exige desprendimiento y apego a una sola riqueza: el mismo Dios. Cuando cualquier persona tiene dificultad para desprenderse de lo que tiene o de tener el corazón vuelto hacia esta única riqueza, difícilmente logra vivir el Reino de Dios en su vida, porque vive constantemente con el corazón dividido. El corazón ora aquí y ora acá, y el Reino de Dios está en medio de nosotros para cuidar de nuestro corazón. "(Portal cn. 14.10.18, Homilía).
¿Quién entonces podrá salvarse? Indaga a los discípulos. A lo que Jesús enfatiza: "A los hombres esto es imposible, pero no a Dios; porque la DIOS TODO ES POSIBLE "(v 27).
Jesús promete el CÉTUPLO y la vida eterna (pero con persecuciones) para los discípulos que estén dispuestos a RENUNCIAR los bienes de este mundo y seguirlo.
El cristiano debe llevar una vida de virtudes. Buscar el perfeccionamiento humano, social y, principalmente, espiritualmente. Esta vida es muy pasajera. Vamos a acumular bienes en los Reinos de los Cielos, pues es para allá que fuimos creados. ¡Nuestra vocación es el cielo!
El secreto de la felicidad está en PARTICIPAR la vida, el amor que recibimos de Dios, por el bautismo, y compartirlo, sobre todo, con los más débiles y desvalidos.
Vivir una vida de perdón y reconciliación. El perdón nos libera de las amarras del pecado y nos acerca a Dios. Cuando estamos en pecado, hasta nuestro Ángel de la guarda se aleja. Pero, por el sacramento de la confesión, somos nuevamente guiados a una posición trascendental.
Amar como Jesús amó, no es fácil. Pero si queremos ser verdaderamente sus discípulos, sin embargo, es imperativo IMITAR las virtudes del Maestro.
¡TODO ES POSIBLE AQUÍ QUE CREATE!
Que descienda sobre usted y toda su familia, la BENEDICTO del Dios rico en misericordia, Él que es Padre +, Hijo + y Espíritu Santo. Amén! Un feliz y santo domingos a todos (as)! ¡Paz y Bien!
(1) El texto transcrito sitio catolicoorante.com.br
(*) autor es escritor y comunicador del Evangelio de Jesucristo para todo el planeta.
Tool: Google Tradutor.
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